CONSTITUCIÓN, SIN QUITAR NI PONER UNA SOLA LETRA

 
Siento especial predilección por la imprenta doceañista y su alongamiento durante el Trienio. La atmósfera política y social entre liberales y serviles fue, a mi juicio, semejante en mucho a una guerra civil.
El relato de esa época -1812 a 1823- conjura el miedo y, como puede, sortea las tormentas de la venganza.
Hoy leí un pasquín de 1821; una circular de un gobierno superior provincial, firmada como actuario por quien así me ha descubierto a un notable protagonista de cultura jurídica en el s. XIX, y cuya identidad me reservo para otro momento.

 El texto dice: «vivid prevenidos como hasta ahora, y desechad las sugestiones (…) No oigáis otras voces que las de CONSTITUCIÓN y sólo CONSTITUCIÓN (…) Estad alerta y tened presente que hay muchos enemigos encubiertos de este precioso CODIGO: bajo cualquier aspecto que se presenten no los oigáis; sólo quieren vuestra desgracia y la ruina de nuestra Patria. CONSTITUCIÓN, sin quitar ni poner una sola letra».
Siento el escalofrío de la época y la ilimitada admiración hacia ese ‘Patriotismo de la Constitución’ que hoy nos parece tan ajeno.
 
J. C. G.

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