Anoche terminé definitivamente el texto en el que me solazado estos días atrás: Novela de un procesalista del barroco español, precursor de Bartleby, y su diferida redención.
Fui atraído por las particulares circunstancias que rodeaban a la Instrvccion politica, y practica ivdicial, conforme al estylo de los Consejos, Audiencias, y Tribunales de Corte, y otros ordinarios del Reyno’ (1612), y las espesas nieblas que entorno a su autor -Alonso Villadiego Vascuñana y Montoya- se han mantenido impenetrables. Todo surgió con la adquisición, unos meses atrás, de la ed. vallisoletana de 1626.
Aprender y divertirse; o simplemente, aprender a divertirse.
J. C. G.