He leído el Auto de la AP de Pamplona acordando Libertad Provisional para los componentes de ‘La Manada’, a los que había juzgado y condenado.
Varias cuestiones me interesa destacar. A) Es una magistrada la que apoya al Ponente, que resulta ser el magistrado discrepante de la sentencia condenatoria, separándose así del criterio del ahora magistrado discrepante, con quien antes firmó la sentencia condenatoria. B) El Ponente del Auto -que fue discrepante de la sentencia- obvia todo lo posible la sentencia de la que discrepó. Es, por tanto, bastante ‘coherente’, no así la magistrada que con él ahora suscribe. Es igualmente coherente el magistrado ahora discrepante, precisamente porque su principal argumento es que la sentencia condenatoria -de la que él fue finalmente Ponente- no puede ser obviada. C) El asunto ‘jurídico’ sensu stricto es de suficiencia motivadora, razonabilidad y proporcionalidad a la hora de apreciar el mantenimiento o no de la actual situación personal de los ‘condenados’, en prisión provisional. Parece, pues, inevitable que no se pueda obviar el antecedente de suficiencia motivadora, razonabilidad y proporcionalidad establecida respecto de hechos y reproche penal en la sentencia. D) El actual ponente -antes discrepante- aporta argumentos de autoridad (sentencias del TC y alguna del TS y TEDH) para establecer que la sentencia condenatoria de la que él discrepó ‘no legitima el automatismo de la prisión provisional’. Pero ello, con ser evidente, no constituye per se suficiencia motivadora, razonabilidad y proporcionalidad. Porque es, por el contrario, una retorsión del argumento legitimar el ‘automatismo’ de la no inclusión de la sentencia condenatoria en el razonamiento motivado, razonable y proporcional de la decisión que acuerde o deniegue la modificación de la situación personal de los condenados, porque -como viene a sostener el ahora magistrado discrepante del acuerdo adoptado por mayoría- el rechazo del mero automatismo no implica que automáticamente la sentencia condenatoria debe ser obviada.
PERO LES DIGO muy claramente que a mí, todo esto, tan ‘jurídico’ me parece una comedia en la que- como decía Ortega y Gasset- siempre hay una víctima. Y ES ESTO LO QUE ME PREOCUPA: la VÍCTIMA, EL GÉNERO ‘VICTIMA’. Y, todavía más, no tanto que aquí la víctima sea de GÉNERO, como el que el auto -e incluso el voto discrepante- y las SSTC, SSTS y SSTEDH obvien en sus razonamientos criterios victimológicos. Sólo lateramente la VÍCTIMA -aquí una Víctima de GÉNERO- es integrada en el razonamiento, de modo que éste no me parece -es mi opinión- suficientemente motivado, razonable y proporcional. La motivación, razonabilidad y proporcionalidad está construida, en toda la extensión y amplitud de la decisión adoptada y de la discrepancia expuesta, FRONTALMENTE IGNORANDO A LA VÍCTIMA. Y, en ese sentido -que es el hegemónico en las SSTC, SSTS, SSTEDH y en este auto y voto discrepante- que la motivación, razonabilidad y proporcionalidad ofrecida es, por tanto, SÓLAMENTE ENDOPROCESAL.
O lo que es lo mismo, el MENSAJE A LA CIUDADANÍA ES QUE la VICTIMA, cualquier VÍCTIMA y, en concreto, la VICTIMA DE GÉNERO que ha sido VÍCTIMA en este PROCESO ya no forma parte del PROCESO. Está fuera de él, está en el afuera, esperando, esperando, esperando a que se le haga JUSTICIA, en otra instancia, en otro lugar. Y suerte tiene -MUCHA- de que en el ‘afuera’ no esté completamente SOLA; pero no porque esté en la calle y en la calle haya mucha gente, sino porque fuera está -asimismo esperando, esperando, esperando- LA JUSTICIA. LA JUSTICIA ESPERA FUERA DEL JUICIO, DE LA SENTENCIA, DE LA DOCTRINA TRIBUNALICIA, Y DE ESTE AUTO Y DE SU VOTO DISCREPANTE, Y ESTÁ HARTA DE ESPERAR, ESPERAR, ESPERAR.
Por más que la JUSTICIA sea una ESPERANZA, una espera contenida, NI EL JUICIO, NI LA SENTENCIA, NI LA DOCTRINA TRIBUNALICIA, NI ESTE AUTO Y SU VOTO DISCREPANTE, NI LA INSTANCIA PROCESAL SUPERIOR QUE ESTÁ POR RESOLVER, deberían desoír -NO LA ALARMA SOCIAL- sino el GRITO DE JUSTICIA DE LAS VÍCTIMAS que claman a la intemperie del PROCESO, desesperadamente, al lado de la JUSTICIA QUE ESPERA, ESPERA, ESPERA.
José Calvo González