Muy prevenido, el avisado Ulises, conocedor de todos los ardides según describe su astucia la homérica Odisea, se cuidó de los musicales cantos de sirenas que, con poder durmiente, amenazaban cabecear su nave en una mortal derrota hacia las rocas. A Kafka inquietó más ‘El silencio de las sirenas’. Música y mutismo, o tal vez música callada.
Ninguno de ambos intuyó, al contrario que el miniador del Bestiaire of Guillaume le Clerec (s. XIII), la inminente violencia de la sirena que, con brillante machete de carnicero, aguardaba la última nota. Lo revela Ms. fr. 1444b, fol 245v (Bibliothèque Nationale de France).
Nereide inspiradora de El resplandor (1996), dirigida por Scott Hicks.