Acerca de la guitarra y el gladiolo. Recuerdos de una conversación sobre Pintura, Música Literatura y Derecho

Le había pedido al pintor y buen amigo Eugenio Chicano alguna sugerencia para ilustrar los temas de un artículo que andaba queriendo titular “Harmonías jurídicas. Algunas notas (musicales) sobre Derecho y Justicia”. Nos reunidos una tarde en su estudio y, conversándonos varios cafés y una cajetilla de cigarrillos, anduvimos departiendo en torno a la iconografía de la Justicia y sobre Mitología. Hablamos de la Carta a los Corintios donde Pablo escribe per arma iustitia a dextris, et a sinistris (2 Cor. 6:6). Y de ahí, rememoramos la espada de la diosa Diké y el ius gladii del Derecho Romano. Con éste adentramos la etimología, reparando en la forma de gladiolo de la espada corta que los gladiadores empleaban en sus cruentas batallas circenses. La espada también como símbolo de la coerción jurídica, de la imperatividad, como decisión simbólica, ejecutiva. Recordamos juntos al discípulo de Aristóteles, el Emperador Alejandro, cuando con su espada corta el nudo gordiano. Y a continuación la tertulia derivó hacia lo musical, evocando al tracio Orfeo, “padre de los cantos melódicos” y tocador de lira. Yo traje a colación el relato de Ovidio en su Metamorfosis y la idea de amor perdurable, más allá de la muerte, hacia la bella ninfa Eurídice. Referí también las óperas de Monteverde y Gluk, y Chicano el film Orfeo negro, de Marcel Camus, y las músicas bossa nova de Antonio Carlos Jobim y las letras del poeta Vinicius de Moraes, y asimismo puntualicé que Orfeo había reformado aquel instrumento de siete cuerdas, y añadiéndole dos más inventó la cítara. Entre ambos esforzamos la filología hasta concluir de la pronunciación llana de la palabra griega cítara en la romanceada guitarra. Fue entonces cuando me dio el imaginar que los cantos que en el Hades conmovieron a Perséfona, la Proserpina romana, quizás sonaran a soleás. Afirmé: “Orfeo tal vez sea un precursor del flamenco”.

Y otra vez surgió la complicidad. A los dos nos apasiona el cante jondo. La generosidad de Eugenio Chicano ya propició las ilustraciones que embellecen muchas páginas de mi libro El Cante por Derecho. Las “Carceleras” y el krausofloclorismo andaluz. (Un estudio de Etnología jurídica y Filosofía Penal), Ayuntamiento de Málaga, Área de Cultura, Málaga, 2003.

Aquella tarde Chicano me regaló el dibujo de una guitarra rodeada de gladiolos rojos, que luego he utilizado al publicar mi pequeño artículo “Harmonías jurídicas. Algunas notas (musicales) sobre Derecho y Justicia”, aparecido en Miramar. Revista del Ilustre Colegio de Abogados de Málaga. Noviembre/Diciembre, 2005, núm. 156, pp. 50-53, y que puede también consultarse, aunque sin mostrar esa preciosa imagen, en Mundo Jurídico 15/10/2005 (Brasil), pp. 1-8 (http://www.mundojuridico.adv.br/sis -artigos/artigos.asp?codigo=705).

Eugenio Chicano Navarro (Málaga, 1935), ha sido Director de la Fundación Pablo Ruiz Picasso. Museo Casa Natal, de Málaga.

José Calvo González

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